Foto: Jc.
La admiración… qué gran cosa es. Más cuando de amor se acompaña.
(Pase lo que pase, siempre a tu vera).
Me has dado paz, consideración, cortesía,
amor, pasión, respeto, linaje,
calidad, ejemplo, trozos de tu vida,
amarguras y agujas, altura de miras,
soledades, manos dulces, tormento, clase,
paciencia y lealtad, admiración, estima…
Tú, me has dado casi todo, amada mía.
He aprendido a ser mas que a estar,
a entender la libertad, la independencia,
a recibir al éxtasis, a saber amar,
a soportar el dolor, el sufrimiento, el pesar,
aprendí del estar juntos y de la ausencia,
a mirar de frente a los inviernos, a tolerar…
Te admiro, por ser como eres, por tu caminar.
Me has enseñado a disfrutar,
en una copa de vino,
a beber la vida, sus olores,
redondeando los bordes,
paladeando la cata de los sentidos,
agitando la esencia, para saborear…
Así, amada, así he leído tu. saber estar
He llegado a descubrir cosas admirables,
que ni siquiera sabia que existían,
he aprendido a conocer,
a calibrar, a pensar, a ser
y a la prudencia comedida,
a silenciosos matices impensables…
He aprendido de ti y contigo, las cosas importantes.
He pasado de triviales a primarios,
de desmedidas composturas,
a la medida de las cosas,
de la tempestad aleatoria,
a la calma y la mesura,
de apresurados a meditados…
Eso cuesta y aún queda por aprender mucho vocabulario.
Autor: José Cruz Millana (JotaCé).